La psoriasis es una afección crónica, imprevisible y complicada. Pero es posible aliviar el picor y la sequedad de la piel, para prevenir el riesgo de recaídas. En resumen, para controlar y espaciar los brotes. ¡Veamos estas soluciones que pueden cambiarnos la vida!
Cada paciente tiene su propio tratamiento, adaptado en función de varios criterios: la gravedad de la afección, la zona afectada, su estilo de vida y el impacto de la enfermedad en su vida diaria. Ciertas contraindicaciones y los antecedentes familiares también pueden influir en la elección de la estrategia de tratamiento. Por lo tanto, es esencial una relación de confianza con tu médico. Esta personalización del tratamiento es esencial para el mejor alivio posible de la psoriasis y para mejorar tu calidad de vida.
CONSEJOS ESPECIALIZADOS
«La gestión terapéutica se basa en el uso de tratamientos localizados en afecciones suaves y ligeramente debilitantes, que pueden combinarse con [medicamentos] reservados para las afecciones moderadas y graves».
Enfoques complementarios para el tratamiento de la psoriasis
El primer paso en el tratamiento de la psoriasis es evitar los factores desencadenantes: según el caso, puede ser el sol, el estrés, etc. El dermatólogo te propondrá alternar fases de tratamiento de brotes y de mantenimiento más ligero. En la fase de brote, se recetan tratamientos localizados: dermocorticoides y/o análogos de la vitamina D3. En caso de resistencia a estos últimos, se utilizan medicamentos generales (retinoides, metotrexato, ciclosporina, apremilast). La fototerapia se utiliza para aclarar las lesiones cutáneas. Las sesiones se realizan tres veces a la semana durante dos meses. El maquillaje adecuado, los tratamientos termales, los seguimientos médicos regulares, la atención psicológica y la relajación también mejoran la experiencia con la enfermedad.
Los emolientes reducen la sequedad de la piel (xerosis), calman la inflamación y el picor (prurito). Son muy útiles para los pacientes cuyos tratamientos resecan la piel (retinoides orales y terapia PUVA).
Estas cremas hidratantes se utilizan durante los brotes en combinación con tratamientos localizados. Estos emolientes deben aplicarse a diario para lograr la máxima eficacia en el tratamiento de la psoriasis.
Aunque es poco frecuente, los niños pueden desarrollar psoriasis. Es importante evitar que la piel de tu hijo se reseque hidratándola de forma suave y frecuente. Elige geles sin jabón y productos con pH neutro. Estos respetan la película hidrolipídica y secan la epidermis. Otro consejo es que te asegures de que el agua de la ducha o del baño de tu hijo esté tibia. El agua caliente favorece la sequedad de la piel y activa la inflamación, y por tanto la psoriasis. También se recomienda el apoyo psicológico a los niños para limitar el impacto en su bienestar.
El frío, el sol... ¡consejos para una piel resistente!
Para proteger tu piel de las agresiones externas:
Reducir el tiempo que pasas en la ducha a 5-10 minutos. Si el agua es demasiado dura, resecará la piel, así que se deben utilizar productos de higiene suaves sin jabón.
Después de la ducha, aplicar un producto emoliente. Elegir productos hidratantes sin perfume desarrollados para pieles sensibles.
El sol puede ser beneficioso, pero también puede ser perjudicial. La aplicación de una crema solar también protegerá la piel, especialmente si la psoriasis afecta al rostro.
